de nunca más,
de no esperes esto,
no esperes lo otro;
no esperes.
No espero.
Pero me pregunto:
¿cómo se hace para seguir?
una noche más:
ya no se divisan los edificios de enfrente,
cielo, suelo
casi no se diferencian;
y el frío,
¡cuánto más se siente el frío
ante tan gélida ausencia!
Otra noche.
Otro día.
De olvido,
de memoria,
de no esperar
¿no esperar?
No espero.
En realidad,
espero
o desespero.
Sabés qué espero
sabés bien cuánto hace que lo espero.
Sin embargo,
otro día,
otro día que envejece,
otro día que comienza a morir
como nuestra historia,
como su evocación
reiterativa;
como aquel amor que proponía llenarlo todo,
el universo,
rendido a sus pies;
otra noche más.
Sin esperas.
Con esperas.
¡Hasta mañana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario