lunes, junio 17, 2019
De paredes y murallas
Se trataba de atravesarla,
una pared, al parecer,
sólida;
construida durante años,
parecía insalvable;
pude introducirme,
pude hacerla tambalear,
aun a la distancia;
ladrillo tras ladrillo
se fueron desplazando,
lo que parecía intocable
solo era una fachada,
una ilusión de seguridad, de calma;
tanto fue así
que estuvo a punto
de desmoronarse por completo;
no era esa, claro,
no era esa
la pared insalvable;
había otra
mucho más sólida,
impenetrable,
blindada.
imposible de mover,
imposible de desestabilizar;
una pared
que data de muchísimo más tiempo;
que no supe advertir
o no quise, o tuve miedo;
puse todas mis fuerzas,
todo mi empeño,
mi corazón, íntegro,
mi voz,
mi cuerpo, mis ansias;
la embestí con besos
que fueron palabras,
con palabras
que fueron besos;
luego, golpes escritos
golpes escritos que fueron armas;
nada ocurrió.
Allí está
ese muro alto, cada vez más alto,
inalcanzable
hasta para vos mismo;
la pared pétrea que fuiste construyendo
año tras año,
la que reforzás día a día;
no alcanza,
necesitás, también, la otra,
la que parecía insalvable,
aunque temblara ante el menor roce;
hiciste tu propio muro, ¡lo lograste!
no necesitás escudarte detrás
de ese otro, de ninguno;
vos sos tu propio paredón,
tu escudo que suponés
protector;
¿no te das cuenta?
es el que creés que te protege
¿de qué?
¿de quién?
lo que queda
de tu esencia
aúlla, en silencio,
detrás de esa monstruosa muralla
a salvo de altibajos,
dudas, incertidumbres
cuestiones que ni se plantean
en el tibio, confortable,
ámbito
de tu asilo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario