sábado, diciembre 28, 2024

Somos lo mismo

 Se escribe

 para aliviar la tristeza;


 se escribe

 para llegar a otros,


para uno.


 para que algunos o varios no se sientan solos,

 para que recuerden que todo sentimiento,


 cualquier tipo de desilusión, añoranza, 

 temor, sensación de soledad,

 soledad real,


puede ser o es

universal;


todo nos sucede a todos

o casi:


muchos son víctimas de terribles injusticias,

de padecimientos horrorosos;


hoy

en más, en menos,


se está en peligro

en cualquier parte,


se está a salvo

en cualquier parte;


se ama, se desea,

se piensa, se piensa demasiado,

no se piensa en nada,


se cuestiona,

se acude al ser interior,


se desatiende

al ser interior,


se discute,

se lucha,


se gana, se pierde,


se grita,


se llora,

se ríe,


se auto-boicotea,

se auto-estimula,


se confía,

se desconfía,


se tienen amigos

que resultan enemigos,


se tienen enemigos

que se convierten en amigos;


se ahorra,

se gasta de más,


se sufre

por no tener lo básico,


se tiene tanto pero tanto

que no se sabe qué hacer con ello;


se tiene talento para...


no se tiene talento ni para...


se estudia, se lee, se escribe,


no se estudia ni se lee,

ni se escribe;


se trabaja

para el propio sustento;


se vive 

del dinero de otros;


se critica,

se censura,


se aceptan

las diferencias,


se tienen prejuicios,

no se tienen prejuicios,


se hiere,

se cura,


se ama,

se detesta,


se odia


¡se roba!


¡se mata!


se salva,

se asiste,


lo que fuera...


aquí, más allá,

en cualquier parte.


Somos lo mismo.


Somos uno

en el universo.


Que todos, estén donde estén

sean muy felices o lo más felices que puedan,


¡todos!


crean en lo que crean,

adhieran a las ideas que adhieran,

hagan lo que hagan;


(si pueden,

intenten no dañar, de ningún modo,

a otros,


pues implica

dañarse a sí mismos).

 


viernes, diciembre 27, 2024

Aquel "muchísimo"

 No alcanzan

 mil canciones,


 solo lastiman más;


 no alcanza con releer

 ese libro en común,


 ni con recordar

 frases, conversaciones,

 bromas, gestos,


 miradas,


 abrazos gigantes,


 desencuentros


 que antecedían a inexplicables reencuentros


-y al revés-;


finalmente,

nuestro amor


se irguió, se lastimó,

se exaltó, se maldijo,

se criticó, se auto-criticó,


se evitó,

no se pudo evitar,


se tildó de tóxico,

lo tildamos de tóxico,


se condenó,

lo condenamos,


nos creímos, por demasiado tiempo,

los únicos,


¡los únicos!


privilegiados

ante tanto desamor, tanto vacío,


tanta nada de nada reinante...


y luego...


¿nos convertimos el uno al otro

en parte de esa nada?


inmersos en un fingido, lastimoso olvido

que no es olvido


¡no es ni será olvido!


será recuerdo


con lágrimas fosilizadas,


escondidas en cada sinuosidad


de nuestro cuerpo,


de nuestro castigado

corazón.


Aquel "muchísimo"

¿extinto?


ocultaba,

disimulaba,


(¿oculta?

¿disimula?)


el tedio,


la infecta


cotideaneidad.

lunes, diciembre 23, 2024

¡Con toda nuestra intensidad!

 ¿Es una pérdida de tiempo

 esperar y esperar

 un perdón,


 una palabra,

 un indicio,


 lo que fuera,


 en ocasiones, durante meses, años,

 muchos años?


 es un aliento a la ilusión,

un despertar y pensar que será en ese día,


¡que el "milagro"

ocurrirá!


¿por qué renunciar

a esa expectativa?


no se pierde nada

aguardando aun lo que no sucede

ni probablemente sucederá


jamás.


Es una apuesta,

una motivación cotidiana,


un empeño

que el corazón pide, ruega,

anhela...


Acaso, ¿habría que desoírlo?


por mi parte,

nunca renuncio a lo que deseo,


nunca pienso

en que jamás pasará esto, aquello,


¡lo inimaginable!


porque la vida

depara sorpresas,


siempre lo hace.


Si revisamos

nuestra historia más, menos breve,

más, menos extensa


nos sucedió,

en algún momento, a cualquiera

de nosotros:


el llamado inesperado,

la carta, el mensaje, 


¡la aparición!

de quien creímos desaparecido...


tal vez,

esto no lo vimos, no lo valoramos

cuando aconteció


pero ahora estamos más grandes

y más listos


para recibir lo bueno,

para recibir lo que tanto, tanto anhelamos,


para abrazar


a quien o lo que más amamos,

a quien o lo que soñamos 


¡con toda, toda nuestra intensidad!


viernes, diciembre 20, 2024

Si no existiera...¡podríamos inventarla!

 ¿Qué sería de nosotros

 sin las ilusiones?


 ¿nos levantaríamos

 con las mismas o similares ansias

 cada día,


 atentos a lo que podría ocurrir,

 atentos a lo que desearíamos que ocurriera

 que tal vez cambiaría, de alguno o varios modos, nuestra vida?


 ¿qué sería de nosotros

 si buscáramos algo, a alguien

 y resignados, lo diéramos por imposibilísimo,


 aun si existiera

 la más mínima posibilidad?


¡ y si no existiera,

pues, podríamos inventarla!


nada está perdido

mientras se siga buscando,


y si se pierde

definitivamente,


nuestra ilusión,

nuestro amor


haría que lo reviviéramos,

recorriendo, sin dejar de hacerlo,


el inmenso sendero

de los recuerdos,


en el que siempre hallaremos sonrisas,

bromas, relatos, mil historias


que se irán modificando

en nuestra cabeza, en nuestra imaginación


todo el tiempo,


¡en esa reescritura del pasado

también se basan nuestras ilusiones!


¿qué sería de nosotros,

reitero, sin esa insistencia,


sin la dulce añoranza de los tantos momentos preciosos,

las conversaciones, lo compartido?


¡y también en 

no cesar de intentarlo


con algo, con alguien


cuando todavía

está por acá o lejos

o muy lejos!


pero siempre cerca

cuando lo llevamos en el corazón,

-tantas veces, en secreto-


a lo largo de toda o casi toda

nuestra existencia.


Nada es inalcanzable


si ese deseo está impreso

dentro nuestro,


con la esperanza de que se concrete;


agradezcamos al motor

que nos invita a no rendirnos,


¡nunca, nunca, nunca!


a no bajarnos, jamás,

de la alfombra mágica


de nuestros sueños.




martes, diciembre 17, 2024

¡Ay, del humano!

 ¡Ay, del árbol!


 en su soledad frondosa,

 despojada,


 no se detiene


 no repara en aplausos,

 ni en desinterés


 ni en rechazos;


 nada frena sus distintas mutaciones,

 al exhibirse verde, amarillo, desnudo,

 pleno de flores, de frutos;


 ¡Ay, de esos desinteresados

 dones!,


 observado por pocos,

 por nadie;


 no cesará en su reinicio,

 salvo que la misma naturaleza

 acabe con el;


 mas si no es así,

 su mágico esplendor

 es siempre para todos,


 así

 no lo sepan;


¡Ay, del sol!

ansiado, amado,

rechazado,


despliega

sus poderosos rayos

que transforman el paisaje,


brillando

calentando, en épocas heladas,


sea acariciando

suavemente


o cayendo con toda su fuerza

sobre la tierra sedienta;


el astro mayor

ejecuta sus designios


sin importarle


la opinión,

la presencia


de quien sea;


¡Ay, de la naturaleza toda!


ofreciéndonos tanto,

sin pedirnos nada, absolutamente nada;


sin embargo,


se la ignora, tantas veces,

se la perjudica, se la extermina


en detrimento


de la salud,

la supervivencia del humano;


¡Ay, si los hombres

nos asemejáramos, siquiera,


en esa labor,

responsablemente desinteresada,


generosa,

sin saberlo,


de nuestro entorno natural!


no perderíamos

nuestro valioso, corto tiempo


especulando, compitiendo,

comparándonos unos con otros,


 envidiando, ¡maldiciendo!


 odiando al que consideramos diferente;


 inmersos, en tantos casos,

 en guerras interminables,


 en pos

 de lo que menos sirve,


alejados, muy alejados

de lo que en verdad importa;


cargando en nuestras espaldas

todo ese dolor de nuestros iguales,


rechazados por enarbolar la bandera que sea,

adherir al dios que prefieren,

a las ideas, a las posturas que escogen,


por adoptar determinados hábitos heredados

-o elegidos-;


en fin, mientras la naturaleza

nos da clase de incondicionalidad


día tras día,


insistimos en nuestro egoísmo,

nuestra valoración de lo material,

del dinero, del poder


a costa de quien sea,


olvidándonos

de las carencias, del padecer,

de la miseria ¡real! de tantos


inmersos, por completo

o casi


en nuestras miserables miserias,


¡creyéndonos

importantes!


ahogados


en nuestro propio excremento.







viernes, diciembre 13, 2024

Desaceleración

 Curioso:


 la lluvia

 apacigua la ansiedad,


 reduce 

 la violencia;


 obliga

 a guardarse


 o a protegerse

 donde sea


 y eso influye


 en el callar

 de tantas almas, cabezas

 alteradas,


 confundidas,


 creídas de haberse perdido

 cuando si así hubiera sido,


 el silencio,

 la complicidad del refugio

 compartido,


 la aceptación

 de siquiera, mínimas limitaciones


 humanizan,


 reconcilian


 con eso tan tan pero tan bueno

 que nos devuelve a esa humanidad


 que en días soleados, apacibles

 parece derivar en un atroz egoísmo;


  ¡el apuro por llegar

  quien sabe a dónde!,


  la prisa

  por hacer esto, aquello,


  por obtener

  esto, aquello;


  para descubrir, luego

  que nos alcanzó y sobró el tiempo


 ¡y ahí está el verdadero reto!:


  el reencuentro con nuestro ser,

  la aceptación de nuestros errores,


  la reconciliación con el pasado,

  la valoración de cada segundo,


  la desaceleración


  del ansia desesperada

  de planear, imaginar, temer,

  vislumbrar


   un futuro


   que por el momento,


   ya sea dentro de un rato, mañana,

   en un año o más...


   Sin lugar a dudas,

   se desliza en la incertidumbre.


   

   

martes, diciembre 10, 2024

La escalinata violeta

 Por la frondosa escalinata,

 la de esas flores color violeta


 trepo y trepo


 hasta alcanzar

 a esa bandada de pájaros


 que ignoran o no su destino,


 -mas no importa-;


 volando


 olvidaré los miedos, las penas,

 las preguntas;

 

 seguiré su inigualable cortejo;


 tal vez, pueda asirme a alguna nube blanca,

 tan blanca que me devuelva


 aquellos tiempos de inocencia,

 de tener tan poco y tenerlo todo,


 de reír por todo,

 

sin preocuparme

si me consideraban o no loca;


 épocas

 en que se vivía el momento


 y no se empujaba a quien sea

 por alcanzar el primer puesto en la fila;


¿en qué fila?


(todos llegaremos, finalmente,

al mismo sitio ¿o no?).


Así como los pájaros,

como la enredadera,


cada uno hacía lo que tenía que hacer,

sin vivir colgado de las demandas

del tener, del lograr, del buscar una mejor "versión" (¡qué horror!);


si se amaba

era con total

plenitud,


sin especular

con el ¿y si no? ¿y si se va o no se va?


¿y si existe

alguien mejor para mí?


se amaba

sin preguntárselo

día tras día,


¡se amaba

de verdad,

por el tiempo que fuera!


sin analizar los por qué,

los cuándo, los quién sabe...


la nube

en la que me poso


desprende

unas gotitas transparentes.


¿Momento de regresar?


¡nooooo!


momento de recibir

ese regalo, la caricia de ese elixir


en la cara,

en todo el cuerpo;


¡momento de no pensar en nada!


solo en ser

y estar -y ni siquiera-...


un rayo de sol


atraviesa la nube,

le devuelve su calor;


así es el verano:


incertidumbre climática;


así es la vida:


incertidumbre, sorpresas,

instantes que no se repiten;


de todo un poco -o más-.


¡En ocasiones,

todo al mismo tiempo!


 

domingo, diciembre 08, 2024

La resurrección de los afectos

 ¡Un árbol de Navidad!


 así digan que no tiene que ver

 con ningún credo,


 que Papá Noel

 o Santa Claus 


 o como prefieran

 llamarlo,


es un símbolo

de lo profano;


¡todo eso no importa!


nada importa

si los que se quieren están juntos


-quizás, por única vez

en el año-;


si se extraña, aun con más profundidad,

a aquel o aquella que no se fue del todo


pues dejó...


historia, anécdotas, enseñanzas,

conversaciones, risas,


amor, mucho amor,


dentro de nosotros,


en nuestro corazón.


¡Navidad es la resurrección

siquiera, en ese festejo,

-como se haga y como se pueda hacer-,


de los afectos, de la amistad,

de los recuerdos, compartidos o no,


de las ilusiones,

de nuestra condición humana!


Navidad:


no se trata de paquetes bonitos,

no se trata de ostentosos banquetes.


¡No, claro que no!


Navidad


es el regreso

a lo verdadero, a lo que conmueve,

reúne,


a los abrazos que tanto se necesitan,

a las miradas, las palabras, los guiños cómplices,


a darnos cuenta

de los simples "tesoros"

que poseemos,


renunciar, al menos por un momento,

a ese afán desmedido

de poseer más y más


y demostrarlo,

exhibirlo,

ostentarlo;


¡es VER!


lo que somos, lo tanto que tenemos,

¡los que tenemos!


¡es el retorno de las pequeñas felicidades!


al colocar esa estrella, esos globos de colores,

con alegría, con ganas,

con esperanzas;


(si es de a dos o más,

¡mucho mejor!);


es el regreso a los valores


que alguna vez tuvieron

tremenda trascendencia;


pequeños rituales

que nos devuelven a la emoción, la sensibilidad,


nos hermanan con los demás,

así, ni siquiera los conozcamos;


nos retornan a lo mejor de cada uno


así aconteciera


por unos pocos pero invalorables


días.

jueves, diciembre 05, 2024

Cuando los "no" aplastan los deseos

 Tal vez,

 calificó, en principio,

 como "amor a primera vista"


 o a primera lectura,

 ya que se comunicaban a través de las redes;


 ella quiso ser explícita,

 mas ¿cómo explicarle

que apenas recibía algún mensaje


 se le iluminaba la mirada,

 su corazón estallaba,


 la sonrisa

 olvidada por tanto tiempo,

 había retornado a su rostro?;


¿cómo contarle que se quedaba un largo rato leyéndolo,


y esa sonrisa de felicidad

que imaginaba extinta


se encendía,


se acentuaba?;


él no entendió, al parecer,

todo esto;


ella no quiso o temió

explicárselo.


En realidad,

tuvo pánico de que desapareciera.


Él le escribía sobre sus cuestiones,

su profesión, sus planes,


ella...


ella hubiera ansiado

arrojarse a su cuello


y no necesitar

decir ni escribir ni planear

nada;


pero no se atrevió

siquiera, a sugerírselo.


Se ponía rígida,

el miedo la paralizaba


cada vez

que él aparecía


y aunque le preguntara

acerca de su vida, su trabajo,

sus cosas,


nunca dejaba entrever

algún tipo de sentimiento,


¡quizás, no lo experimentaba!


ella esperó,

alguna vez sugirió algo...pero...

tan sutil


que quedó en la nada,


como todos esos sueños,


como todo eso que solo imaginaba

pero nunca tenía el valor de concretar;


probablemente,

debió invitarlo a tomar un café,


sugerirle

algún encuentro, ¿por qué no?


¡era tal 

ese pánico a ser rechazada!


-pues, lo había sido tiempo atrás-.


En fin,


por no decidirse a intentarlo,

su deseo se apartó


entonces,

los prejuicios, las reservas, los no


tomaron su lugar.


¡quién sabe si no se autoexcluyó

de una experiencia única, increíble,

durara lo que durara!


finalmente,


al no poder callar más

y tampoco confesar todo eso

que la oprimía, la obsesionaba,


lo bloqueó.


...........................................................................................................................


Cada tanto,

espía su imagen


en algún perfil

en el que aparece su amor


¿imposible?


¡ni siquiera tuvo el valor

de indagar, de hallar el modo

de saber qué sentía él!


¿y si se hubiera llevado

una sorpresa?


tanto preservarse

de padecer...


¡lo consiguió!:


triunfó su cobardía,


su corazón

perdió.







martes, diciembre 03, 2024

Por haber sido lo que deseé y sigo deseando

 Te perdono

 -y me perdono-


 solo por ese día,

 ese encuentro,


 ese otro día,

 ese otro encuentro...


 ¡Y por aquel reencuentro!


 el inesperado, inolvidable,

 incomparable beso,


el abrazo

que era un antes, un ahora, un después;


te perdono


porque fuiste lo más lindo

que tuve o no tuve


pero deseé 

y sigo deseando


tener;


te perdono

porque no hubo ni habrá


alguien tan increíble,


-con sus menos

y sus más-;


alguien


que me inspira

todavía, pese al tiempo,


alguien


que significó

lo que nunca puede ni podrá olvidarse;


te perdono,


me perdono


porque todo

y pese a tanto,


también al dolor

también a los desencuentros,


todo, digo,


y más que todo


me conduce

a vos.


Y esto parece 

que permanecerá, al menos, en mi corazón,


en mi cuerpo,

en mi cabeza,


¡en mis letras!


por siempre.


Te perdono


por haber sido parte

de un fragmento trascendental


de mi existencia. 

domingo, diciembre 01, 2024

El sitial del "para siempre"

 Te había instalado

 en el sitial del "para siempre";


 no sé por qué creí

 que dependía solo de mi elección


 o de mi selección.


 Claro...


 pasó el tiempo,

 -no demasiado-


 y resultó

 que vos no me habías instalado

  en el mismo sitial;


  ¿por qué obstinarse

  en que otros elijan 

  lo que uno elige,


 decidan

 sobre las elecciones,

 

 en fin, la vida que deseamos

-o así creemos-

a la que incluso, consideramos "correcta"?


 lo entiendo ahora,

 no sé si del todo

 pero bastante más


 pues


 ¿hasta qué punto

 uno elige?


 no solo me refiero

 a una pareja,


 también


a un amigo,


 incluso, 

 a un hábitat,


un empleo,


una vocación,


 una casa,


 una mascota,


 lo que fuera.


 ¿Qué nos está o estaría,

 posiblemente,

 destinado, digamos,


 y en qué incide nuestra decisión,

 nuestro dedo señalándolo,


 -de algún modo,

 poseyéndolo de antemano-,


 sin saber, sobre todo en el caso de las personas,

 si nos están asignadas quién sabe por quién o qué,


 y hasta qué punto


 ellos, a su vez, pudieron, pueden

 optar por uno o por alguien más?


¡ todo es tan relativo!


 y tanto de lo que nos desvela

 podría desvanecerse

simplemente comprendiendo, aceptando


 que será para nosotros

 lo que tenga que ser


 y todo lo contrario.


 Así, una bruja, un pariente, una vecina, un amigo

 nos aseguren que nuestro amor imposible

dejará de ser imposible...


no les crean.


Se aliviana tanto

la espalda, la existencia


cuando dejamos de obsesionarnos

en obtener lo que en tantas ocasiones,

sabemos que costará mucho


-y que probablemente no sea lo que esperamos-.


Entonces, el esfuerzo, la ansiedad,

mucho de lo que hagamos o todo


serán en verdad,

absolutamente vanos.


La escalera de seres elegidos

 Creen que comprenden,

 creen que pueden opinar,

 

 ¡aconsejar!


 aseguran saber lo que hay o hubo que hacer 

 o decir


 en cualquier situación;


 ¡nadie puede decir a otro

 qué tuvo, tiene que hacer o decir,


 cuando no presenció, no participó,

 no sintió, no vivió las mismas circunstancias!


 no escuchó realmente,

 no leyó esos comentarios,


 no vio caerse, de pronto,

un estante de libros

 de terror


 sobre su cabeza;


 no experimentó esos latidos,

 ese miedo,


ese desgarro,


 esa decepción,


¡esa desesperación!


entonces...


no pueden juzgar,

¡nadie tiene derecho a hacerlo!


mucho menos,

si no hubo alguien en sus vidas


que las alteró

en mil maneras:


en amor, felicidad, delirio,

pasión,


¡ganas de seguir!


y luego, tantas ideas oscuras,

vivencias oscuras,


todo eso 

que se desata


cuando se deshace

algo tan ansiado,


tan quizás, sobrevalorado,


tan instalado

en el más alto peldaño


de una pequeña

escalera de seres elegidos,


seres

en quienes se creyó,


-erróneamente o no-


hasta las últimas consecuencias;


no, nadie que no haya vivido

en el infierno,


en esa sensación de manos

absolutamente vacías,


en ese continuar

sin continuar,


puede siquiera,

intentar entender:


ese ir de acá para allá,

cumplir con lo necesario,


fingir -pésimamente-

que todo sigue igual,


todo

hasta lo más sencillo,


deambular

como un zombie,


sin que nada perturbe:


ni el dolor, ni la rabia,

ni la sensibilidad,


nada de nada


¡porque todo, ¡todo! fue perturbado

de la peor o una de las peores formas!


¡Sépanlo, las hay!


personas a las que cuesta demasiado

recuperar

la voluntad, las ansias, el objetivo;


las hay

que renunciaron


y dejaron de luchar.

jueves, noviembre 28, 2024

Hacia lo incierto...

 Anunciaban una tormenta,


 -todos los días anuncian tormentas-


 salir, seguir, proponerse,

 arriesgarse,


 vivir el instante,


 cada vez más parecen ser las consignas;


 el sol brilló, entonces,

 como nunca

 o como tantas veces;


 valió la pena

 desoír


 advertencias, temores,

 precauciones exageradas;


 así, con todo;


 decidirse y ya.


 Parece difícil,

 irrealizable,


 tienta la comodidad

 del no cambio,


de la permanencia,

de la rendición a la tortuosa rutina;


 de pronto, 

 lo que parecía confortable, seguro

 

 se ha vuelto una cárcel,

 cuyos barrotes son en verdad, inexpugnables


 ¿lo son?


 parece que faltaran las fuerzas

 pero las hay....de sobra.


 Existe esa posibilidad

 de ser feliz, de hacer lo que nos plazca,


 de amar de verdad

 y no fingir que se ama;


de reír de verdad

y no pretender una risa falsa;


¡de vivir

de verdad,


de quitarse esa máscara hipócrita!


Se puede lograr.


Se puede.


Solo resta

tomar la decisión.


Y partir

hacia lo inesperado

-o lo esperado-;


lo que devolvería la pasión,

las ganas, el propósito,


orientándonos a nuestro objeto de deseo,


-se trate de lo que se trate-.


 


 

lunes, noviembre 25, 2024

Apenas... una minúscula reseña

 Para tu insuperable sonrisa

 tengo algunos versos


 que nunca son 

  ni serán suficientes


  cuando de mis sentimientos,

  cuando de todo lo vivido,


  lo gozado, lo padecido,


  apenas pueden esbozar

  una idea, alguno que otro sueño,


  aquel deseo,

  un nuevo deseo,


  nuevas expectativas

  inútiles, quizás,


  pero nuevas;


  para tu voz,

  tu decir


  solo podría intentar

  convertir mis palabras en música,


  proveniente de cantos de pájaros

  bellos, desconocidos;


  para tus caricias,

  tendría que asimilarlas al edredón más confortable,


  a un almohadón de plumas,


  a la suavidad, la ternura


  de un pequeño gato

  retozando en alguna falda


  en busca de protección,

  de cuidado;


  si deseara escribir

  sobre aquellos abrazos,

  sobre aquellos besos

 

 ¡únicos!


   no hallaría los epítetos

   merecedores de honrar

   a aquellos recuerdos;


    no existe ni existirá

    escrito, melodía, pintura


    que puedan plasmar

    aquella pasión desbordante,

    atrozmente intensa,


    de brasas inextinguibles;


    ¿inextinguibles?


    Esta es solo

    una breve, minúscula


    reseña


    de lo que pudo y debió ser el tema 


    del mejor, el más leído,

    el más interesante, motivador


    libro de poemas.


    Un libro que jamás fue

    ni será escrito.


    

lunes, noviembre 18, 2024

Tristeza...¿inexplicable? II

 ¿o explicable

 de mil modos?


 ignoro el motivo,

 los motivos,


 -o los sé-.


 Hubo de todo, claro,

 -si de recordar fragmentos penosos

 se tratara-.


 Claro que conviven

 en el  puzzle de los recuerdos,


con las piezas que integraron

tantas pequeñas, grandiosas

alegrías;


¿cómo olvidar esos abrazos, besos,

 sorpresivos, incomparables,


 miradas más que significativas, 

 coincidencias increíbles, únicas?


 (¿cómo olvidarte?)


 ¿cómo no recordar esas risas, festejos, 

 sueños, planes, complicidades?


 ¡Tanto de tanto!


 en fin,

 de eso se trata.


 Es factible la coexistencia

 de los momentos más felices

 con los de padecimientos, pérdidas,


 ¡las tantas veces incomprensibles

 sensaciones de vacío, de soledad,


de melancolía!


Y pueden darse,

los unos y los otros


en un mismo mes,


en un mismo día,


en un mismo segundo.


 


 

lunes, noviembre 11, 2024

Tantos cielos azules que supe mirar

 Tal vez muera

 sin alcanzar mi meta

 o mis metas.


Quizás,

no me estén destinadas;


 quizás,


  no puse demasiado empeño

  ni fe


  en pos de su concreción.


  Me duele

  pensar que pude hacerlo

  y yo misma pude habérmelo impedido;


  me duele 

  ser insistente en tantos aspectos


  y tan poco o nada

  en lo que a mí atañe;


  ¿será demasiado tarde?


  me pregunto,


  a veces, triste,

  muy triste;

  

 a veces, casi resignada...

¡que horror!


a veces,

incluso me olvido

y ya;


no insistí hace años,


no sé si lo haré ahora.


¿Autoboicot?


no sé.


Luego observo o escucho

acerca de otros que pelearon

por sus deseos, sus objetivos


¡y los alcanzaron!


¡entonces me siento tan pequeña!,

-aun con mi metro setenta y cinco-;


¿será por eso

que me irrito de pronto?


deseo estar sola,

me molesta que hablen, que rían,


¡que vivan!


¿será que no supe vivir?

¿será que no supe ser feliz?


¡con tantos cielos azules

que supe mirar,


con tantos árboles,

cuya presencia supe valorar

y regocijarme en ello!


¡tantos amores,

tantas vivencias,

tantos pero tantos escritos,


tantas pequeñas felicidades

que me brindó este don maravilloso!


tanto de tan poco

y un poco de tanto...


Hay una parte mía

que todavía espera:


¿un milagro?


¿la decisión,

el atreverme a...?


¿la pérdida de este asfixiante miedo?



 

El olor de la ausencia

 Siguió y siguió

 persiguiendo los pasos


 de quien había olvidado

 su ruta,


 de quien se había extraviado

 en algún camino;


 ella también creyó

 haber perdido su rumbo:


 claro que se perdió

 pero volvió a encontrarse,


 cayó en el barro, resbaló en la nieve,


 se incorporó,


 retomó su objetivo

 aunque por momentos, lo olvidara;


 ella sabía que era por ahí,

 podía oler como un perro

 ese andar, esa vestimenta;


 esa presencia,

-¿esa ausencia?-


 que la perseguían desde hacía tiempo,

 desde siempre;


 en pos de ellas

 no desistía,


 la animaba

 el recuerdo de aquel abrazo,


 de otros, ¡de tantos!


 de esa exclusiva sonrisa,


 de esa calidez

 que la envolvía


 solo al rememorarla;


 la tormenta de nieve,

 cada vez más intensa;


 tuvo que refugiarse

 en una especie de caverna,


 su abrigo no era suficiente; 


 mas no abandonaría,


 ¡no esta vez!


 alguien pasó,

 una luz potente encegueció

 sus ojos, su discernimiento:


 y ahí se encontraba,

 de pronto,

 sentada junto a un desconocido, en su imponente camioneta;


 parecía un buen hombre,

 parecía interesarse por su estado,


 le ofreció

 contención, abrigo,


 le preguntó a dónde se dirigía:


ella mostró un papel

con una dirección


y le dijo:

-voy en busca de todo lo que me importa,


si muero en el intento,

da igual-;


el hombre

giró la cabeza y la miró con cierta compasión:


-Perdone, señora o señorita,

permítame decirle que todo lo que debería importarle

es usted misma, su salud, su vida-.


Ella sonrió débilmente:

-Él es mi vida, señor-.


Y siguieron por la ruta,


ambos, en silencio


¡la distancia era enorme!


mas ella lo sentía cada vez más cerca,


su corazón latía y latía


anticipándose a ese supuesto reencuentro.

martes, noviembre 05, 2024

Resistencia

 Valoro muchas cualidades

  en muchas personas.


  En especial

  o en uno de los primeros lugares,


  instalaría

  a la resistencia;


  porque no debe ser para nada,

  absolutamente para nada fácil


  perderlo todo

  y no me refiero solo a lo material.


  Perder a lo más querido,

  a los que compartían tu mesa,


 tus anécdotas, tus risas,

 tus lágrimas, tus logros


 día tras día.


 A los hijos,


 a los que quizás, miraban

 desde pequeños


 cuando se dirigían

  rumbo a la escuela.


 Y los miraban, tal vez, hasta el no cansancio,

 hasta que desaparecían de su vista;


 para esperarlos

 más tarde


con el almuerzo

o la merienda, según fuera,

lista y preparada con tanta dedicación,

con tanto amor;


¡perder a sus amores

es lo peor que puede, pudo, podría

pasarle a quien sea!


nada se asemeja

a ese dolor,

¡un dolor de tal naturaleza!


(No sé si podría soportarlo);


por eso, entiendo a quienes

tomaron una decisión irreversible

ante ese desgarro incurable

de su alma, de su existencia...


¿cómo seguir viviendo,

cómo volver a una supuesta cotideaneidad,

plagada de recuerdos

que hoy son solo vacío,


luego de una catástrofe semejante?


ahí está la cuestión de la resistencia,

aunque en casos extremos pueda comprenderse


ese abandono de las fuerzas,

ese no poder más


y acabar con todo;


felicito a esa gente

que no solo se levanta a sí misma

de los peores horrores;


¡es capaz, es tan pero tan fuerte

y generosa que levanta a otros,

ayuda en lo que fuera, los anima,


les ofrece lo que puede, lo que tiene!,


más allá de que ciertos seres, en sus imponentes sillones,

en su sitial de oropeles


vivan indiferentes

gozando de sus bienes, -casi siempre solo económicos-,

de su ¿poder?


¡presos de la ambición,

de las absurdas rivalidades políticas!


¡descuidando su verdadera, no reconocida,

función: cuidar a su gente, 


protegerlos, brindarles contención,

siquiera!


claro que merecen esa ira, tremenda furia

de los tantos que fueron abandonados

¿a su suerte? ¡a su desgracia!


¡Cuántas injusticias!


¿Dónde está ese Dios que pone todo en su lugar?


supongo que algún día

y lo deseo


paguen por su desidia,


su desamor hacia sus iguales,

sus compatriotas, 


¡sus súbditos,

los que únicamente sirven

para cobrarles impuestos!


impuestos

que nunca vuelven a ellos,


¡malditos!


hay gente muriendo,

hay gente desaparecida,


hay gente que fue arrastrada por el barro y el agua,


¡hay quienes se suicidaron, se suicidan!


¿Es que no son capaces

de verlos, de sentir en sus corazones de piedra

algo de compasión, de empatía?


¡reyes de cartón!


¡reyes de naipes!


¡despierten!


¡teman las no tan lejanas

consecuencias irreversibles de su desidia!

domingo, noviembre 03, 2024

Aunque en ocasiones, te me cruces en un sueño

 Busco


 sin saber qué busco:


 ¿un indicio, algo de información,

 una fotografía, 

 un dato, una palabra?


 no lo sé.


 Busco,

 te busco


 como lo hice

 siempre o casi siempre;


 años deseando que suceda

 lo que luego sucedió


 y arruiné,

 -arruinamos-


diría, definitivamente.


No , ya no hay nada que buscar,

nada que esperar, ni que desear


aunque


en ocasiones,


te me cruces


en un sueño,


en alguna cita de cierto libro,

en algún fragmento de cierta película;


en la calle,

quizás, en alguien parecido,


en un olor,

una mirada,

un gesto.


En fin,


ya no hay nada que pueda decir,

las ilusiones quedaron atrás,


¡tanto sufrir, tanto llorar,

tanto descreer en milagros

para luego, volver a creer!


todo, todo está perdido.


No hay opciones

para un retorno a aquello.


Y sin embargo,

seguí, sigo


y eso que dejé de sentir

aquello y lo de después.


Tranquilo.


(Realmente

dejé de sentirte).


Sí hay un retorno:


hace rato,

¡a mi misma!,


sin presiones,

sin culpas, sin cuentas pendientes.


Así


como me ven

-los que me ven-.


Así


como me leen

-los que me leen-.



lunes, octubre 28, 2024

La que cantaba

 No quiero esconderme

 detrás de mis letras.


 No quiero enrolarme

 en la generosidad


 de brindar,

 desarmar los secretos,


 hacer ver

 o ayudar a que esto ocurra.


 En verdad,

 no es que no quiera

 o no me parezca bien;


 entiendo


 que me coloco

 en un lugar


 no muy distinto,

 igual, diría,


 al de aquellos

 a quienes escribo esto o aquello;


 también peno,

 también me desgarro 


 por mi gran amor perdido


 -imposible, imposibilísimo-;


 también


 sueño, -o ya ni siquiera sueño-

 con una vida nueva,


 un retorno

 a las emociones, a las risas

 con, sin motivo;


yo siempre fui

la que cantaba,


aun en las peores circunstancias;


la que en el transitar de tantas pérdidas,

en las partidas de muchos seres queridos,


en lugar de decaer, abandonarme,

darle la derecha a la muerte,


insistía con más y más ímpetu

en mi objetivo,

profundizaba mi vocación,


apuntaba

con una flecha más certera;


pues entendía, entiendo

que esa persona


al partir


ya no podía, no puede hacer nada,


no cabía, no cabe el arrepentimiento

por el no haber luchado por tal o cual cosa,


cuando ya es tarde para ello.


Todavía no lo es para mí.


Entonces, su partida

me exige más y más;


así lo pensé siempre;


mientras otros lloraban,

se lamentaban,


se aliaban a la oscuridad,


 yo la peleaba con más fuerza,

 gozaba de mi sacrificio


 y luego, de mis logros;


 hoy, algo abatida,

 necesito recordarme esto


 y contárselos,


por si a alguno de ustedes

los motiva;


lo perdido, los perdidos

se perdieron... para siempre.


Nosotros

todavía estamos acá.


La lucha acabará

recién en nuestro último día


y ya no habrá lugar

para reparaciones, cambios,


quehaceres

pospuestos.


Si hoy puede empeñarse en lo que apuntemos,


si no es hoy pero podría ser mañana

o dentro de un mes,


debe

concretarse;


basta con adoptar la idea,

capturarla,


imprimirle no voluntad sino espíritu;


transformar esa antigua expresión: "el NO ya lo tengo"

en "el SÍ ya lo tengo o lo tendré".


¡Ánimo!


-También para mí,

 claro-.







viernes, octubre 25, 2024

No es el bar, ni el café

 Me preguntaba

 por qué me atraía,

 me atrae


 siempre


 el mismo bar,

 rodeado de las mismas calles,

 

 con sus inmensos ventanales,

 desde donde puedo ver a esos árboles

 hoy verdes,


  por la proximidad

  del verano.


 En fin,

 no es tanto el sitio,


 ni el café

 que no siempre es bueno.


 Es el recuerdo


 de aquellas charlas

 en esa misma mesa,


 tus ojos, tu voz,

 tu mano,


 tu compañía,


 aun me esperan

 allí,


 -o así quiero imaginarlo-.


Tu mirada

se encuentra con la mía,


se confunde,


se convierten

en una sola.


No importa la calidad del café,

ni de las medialunas, ni de lo que fuera;


no importa tampoco

todo lo demás


que está fuera

de ese lugar,


fuera de mi alcance;


de todos modos,

solo puedo pensarlo, 


fantasear

con un nuevo encuentro


-siquiera, virtual-.


Nada más que eso.


Hay días en que es mucho,


hay otros


en que es nada.


(las lágrimas que intento disimular

sabrían explicarlo mejor).


De todos modos,

no es el único lugar

en que estás presente:


hay otras calles

en otros barrios


por donde caminaste,


por las que nunca caminé

o tal vez lo hice, no sé...


siempre retornas

a mí,


aunque no se te vea,

ni se te lea, ni se te escuche.


(Habitás en mi corazón

desde hace tiempo);


Cuando regreso

a la que supuestamente, es mi casa,


al cerrar la puerta,

siento que te dejo afuera.


¿Esperándome?







lunes, octubre 21, 2024

Alejarse...de uno

 Tardé demasiado tiempo

 en comprender


 que esa necesidad compulsiva

 de ser aprobada, elogiada


 -o algo por el estilo-,


 tenía que ver con una imperativa, imperiosa

 búsqueda


 de auto-aceptación;


 por eso, cometí tantos errores:


 entre ellos, 

 adoptar gustos, hábitos,

 inclinaciones


de otro, de otros;


 ¡sin darme cuenta

 hasta qué punto los había integrado


 a mi persona!,


ingresándolos, sin más,

al abanico de mis propias

elecciones,


o en el peor de los casos,

suplantándolas;


 ¡terrorífico!


 no solo no conseguía

 la atención de la o las personas

 elegidas (?)


 sino que me había alejado

 tanto pero tanto 

 

 que de pronto,

 hasta dejé de mirarme al espejo.


 Fue entonces que sentí pánico.


Y costó, ufffff

volver, retomar


mi verdadero ser,


recuperar mi propio criterio,

mi línea de pensamiento;


reingresar a mis cuestiones, mis hobbies, 

mis elecciones,


¡mi vocación!


abandonados por completo

por un largo período;


tanto fue así

que casi no los recordaba.


El interés en nada, en nadie,

justifica


el dejar de ser quien se es.


Como escribí

en otro texto,


había tomado "vacaciones"

¡de mí misma!


hoy


de regreso,


insisto en sostener

mi pensar, mis opiniones,


volví a adoptar mis gustos,


a exhibir, libre de toda influencia,

 mis particularidades,


¡mis locuras!


¡la entienda o no,

coincida o no


quien sea!

viernes, octubre 18, 2024

Elixir de esperanza

 Otra semana.


 Semana de miedos,

 de problemas,


 de risas,

 de proyectos;


 mas siempre y como siempre

 impregnada de ese elixir de esperanza,


 del misterio seductor que implica ignorar un futuro

 que podría, puede ser inmediato;


 de esos:

 mañana, quizás,


 pasado,

 la próxima semana.


Aunque este maravilloso día,

tan parecido al verano


es lo único que cuenta,

lo único tangible;


cada uno de los pensamientos,

los presagios,


los actos,


las decisiones,


en instantes,


se  esfumarán

o profundizarán;


estará la misma casa 

del techo de tejas


en el mismo sitio;


pero no será lo mismo,


no se sentirá lo mismo

al verla, al admirarla;


tampoco

a la enredadera,


ni a los árboles,


ni a los trenes,


ni a las personas;


nada será igual 

dentro de un segundo.


Por eso, un segundo

que parece nada


¡es tanto, es muchísimo!


Todo, absolutamente,

puede cambiar,


para bien,

para mal.


Dejar de ser importante

lo que fuera


y recuperar, segundos después,

su importancia;


así de relativo,


¡así de efímero!


el beso de hoy,

el abrazo,


no serán iguales a los de mañana.


ni los recuerdos,


ni los sueños,

ni los deseos,


ni los enfados;


pues, dentro de un rato,

mañana -o quien sabe a partir de cuándo-


nuestra perspectiva,

nuestra actitud


-absolutamente proclives

al cambio-,


revertirán

cualquier cuestión. 


Y en ello reside 

la magia


de la vida.

viernes, octubre 11, 2024

Alienados

 En ocasiones,

 no sirve de nada


tratar de contener,

de apoyar,


no sé,

alcanzar

siquiera, un vaso de agua,


a determinadas personas;


¡parece increíble!


pero hay quienes

se molestan


ante las atenciones, los cuidados,

los "mimos";


¡existen esos seres!


-y se debería aprender

a distinguirlos-


que necesitan

mostrarse, porque no lo son,

-nadie lo es-


autosuficientes.


¿De dónde proviene

ese tipo de actitud?


¡quién sabe!


debieron haber sido ignorados

cuando niños,


debieron

tener que auto-proveerse como sea,


¡quizás,

hasta fueron castigados,

maltratados de una u otra forma!


¿abandonados?


 no es nuestra tarea,

 -salvo que nos especialicemos

 en esas cuestiones-

 hacernos cargo,


mucho menos,

experimentar culpas.


nunca se sabe

qué pudo haberles sucedido


y si se llegara a saber


probablemente


ya no se  estaría o no se debería estar

involucrado


con aquellos


en que reinó,

reina el resentimiento;


se aíslan

cuanto pueden de los demás,


les molestan

la alegría, los festejos,

los logros de quien sea;


viven

encerrados

en su bunker,


dentro de su propio mundo;


ajenos a lo que opinen,

consideren los demás;


creyéndose únicos,

todopoderosos,


capaces

de bastarse a sí mismos;


considero


que no deberían

acercarse a nadie,


¡a nadie!


ninguno tendría por qué

pagar si su madre, su padre,

ambos


o quien sea,


les hicieron, les hacen

algún tipo de daño 


que los convirtió,

los convierte...


en alienados,


de los que sería mejor,

-diría, urgente-,


alejarse.


¡Cuanto antes!



  

lunes, octubre 07, 2024

Desoír el aullido

 ¡Qué pena,


 quienes en pos

 de éxitos, de dinero,


 se olvidaron,

 se olvidan


 de su alma!;


no entienden

que allí se aloja


el ser verdadero,


despojado de un cuerpo, 

de todo lo material;


donde germina, crece

lo que se es,


lo que se siente

de verdad;


lástima 

que tantas veces

se desoiga ese aullido,


esa solicitud insistente

de regreso


a nuestro ser

natural,


a lo que quizás,

fuimos cuando niños:


tiempos

en que no se privilegiaba


lo que se tenía,

lo que se deseaba tener,


¡no, nada de eso era prioritario!


Solo cuando la mente logra dispersarse,

elevarse,


¡se escribe con letras invisibles!


así, tantos crean

solo en lo que ven;


se pinta esa obra de arte

que pocos, muy pocos


visibilizan,


pues entonces, lo que nos trasciende

no es lo tangible, 

no son las posesiones;


solo lo necesario

para vivir,


para poder seguir,

para poder contar estas, tantas experiencias,


para dibujar historias

dentro nuestro


y luego,


arrojarlas 

en cualquier papel,

cualquier dispositivo,


para que algunos -o muchos-


rediseñen sus propias narraciones,

reescriban sus propios versos:


en principio,


en su interior.



 

domingo, octubre 06, 2024

Insuficiente hasta para una sola lágrima

 Podría decir

 que es domingo:


 pues el silencio

 hace más ruido que nunca;


 el sol,

 ¡menos mal,

 el sol!


 lo ilumina todo,

 -hasta los pensamientos más oscuros-;


 podría excusarme, digo,

 diciendo que es domingo


 pero como no llueve,

 ni hace frío


 no alcanza, 

 no basta


 para imponer

 ese recuerdo


 que de todos modos, 

 exigiría un esfuerzo,

 

 insuficiente hasta para una sola lágrima;


 pues hace tiempo, no exprime mi corazón

 ni altera mis sentidos;


 no hay domingos

 sin melancolía,


 ¿o sí?


 no importa el día,

 el clima, la hora;


te fugaste

o te fugué


de toda sensación

de añoranza,


de toda ilusión,

¡aun de los sueños!


pensar que solo era leerte,

oír tu voz, -¡tus mentiras!-


y no importaba nada más

-ni siquiera me importaba de mí misma-.


Hoy puedo mirar por la ventana

o no,


salir o no,


sonreírle a esos árboles

que apenas exhiben las primeras flores


de esta primavera,

-otoño, en tu caso-


que no promete nada,


que desoye todo clamor,

cualquier exhibición de tristeza, de alegría;


al activar, sin saberlo, ese renacer,

ese nuevo despertar, ¡esas ganas!


que tanto pero tanto

me hacían falta.



 






 

viernes, septiembre 27, 2024

No olvidarlas...¡nunca!

 ¿Por qué las perdimos?


 eran, son parte 

 de nuestro territorio,


 están ubicadas

 sobre nuestra plataforma continental;


 ¿cómo es posible

 que las tomaran

 por la fuerza,


 expulsando a hombres,

 mujeres, niños?


 no entiendo

 cómo el presidente de entonces,

 el gobernador,


 lo permitieron;


¿acaso esta es una tierra

de perdedores?


¿de necios?


¿dónde estaban

los supuestos "patriotas"?


es cierto

que muchos años después

hubo un intento:


la guerra de 1982


lástima que solo extinguió a muchos jóvenes

sin experiencia,


provistos de elementos insuficientes:

vestimenta, armas,

precarios,


por lo que no se pudo

-aunque esto se sabía-


triunfar sobre tremendo imperio;


el punto es:


¿por qué

se permitió que se las queden

a principios del siglo XIX?


es cierto


que los habitantes

de nuestras islas


se consideran, 

desde hace tiempo,

ingleses;


¿pero nadie pudo 

hacer nada?


pasaron tantos presidentes,

tantas versiones, ideologías,

promesas, tratados...


¿Todo fue en vano?


pasaron de largo,


como tantos otros sueños incumplidos,

¡uh! millones;


a nadie importó


y parece ser

que solo a los sobrevivientes


de una masacre

que pudo haber sido exitosa

en otras condiciones,


solo a esos héroes,


pues lo fueron,

lo siguen siendo,


-aun los que no están-


importara,

importa esa porción de territorio


que por mil razones

debería ser parte de nuestro amado país,


-de hecho, lo es-,


más allá de los ineptos,

los cobardes, los pésimos gobiernos,


los que buscaron méritos,

permanencia,


a costa de inocentes;


más allá de los piratas

y sus piraterías,


las islas

fueron, son y serán nuestras.


(Dedicada a los verdaderos héroes y patriotas: aquellos jóvenes que pusieron todo de sí, aun en condiciones muy desfavorables, en pos de la recuperación de nuestras queridas islas).

miércoles, septiembre 25, 2024

Trascendencia

 Su ausencia


 trasciende 

 los días perfectos,


también los nublados,

los ventosos, 


la niebla, las tormentas

más poderosas;


todas las dificultades,

los más acuciantes temores;


 todas las penas,

 

 cada obstáculo,

 aun insalvable;


 todo dicho, referencia,

 palabra, frase, alusión, letra;


su ausencia


trasciende


todo pensamiento,

toda opinión, cualquier postura,

ideología, creencia;


en todas las etapas de la vida,

con todo lo que cada una implica;


trasciende

errores, aciertos,


fracasos, éxitos;


su ausencia


atraviesa,

envuelve,


enceguece;


como una telaraña

enreda, atrapa,


somete;


así en ocasiones,

se la pretenda inexistente,


todo gira en torno

a esa ausencia,


¿a su olvido?

quizás;


nada es ni será

tan terrible,


nada tiene ni tendrá

tamaña relevancia;


absolutamente nada genera ni generará

tantas expectativas;


porque tremenda ausencia

tiene mucho de posible retorno,


mucho de ilusión

de un no tan lejano regreso;


su ausencia


tiene algo, un poco más

o muchísimo de posibilidad


de volverse tangible,

de olerse, de sentirse.


A través del tiempo,


tan avasallante ausencia

¡se tornó, se torna presencia!


en mayor, mucho mayor grado


que la presencia misma.

 

lunes, septiembre 23, 2024

Catilina

I

Casi nadie o nadie en la casa recordaba quién le había regalado esa muñeca a Luz que como su nombre  lo indicaba, era una niña brillante. Literalmente, la alegría del hogar, de sus padres, de sus abuelos, de sus hermanos mayores: Álvaro y César.

A nadie importaba, de todos modos, la proveniencia de Catilina, como la había llamado Luz, tal vez inspirada en el nombre de su abuela, Catalina, aunque con una "i" como segunda vocal, quizás, para distinguirla...

Lo cierto es que la bellísima muñeca se convirtió, a los ojos de la niña y más tarde, de todos los demás, en su amiga. Quizás, su única amiga. Hasta diría, su modelo. Tenía el cabello ondeado, de color rubio, ojos celestes y lucía un vestido increíble. Con el tiempo, Luz, le confeccionó, con ayuda de su abuela, otros vestidos, un pantalón, algunos sweaters, etc. 

Lo curioso es que la llevaba a casi todas partes: reuniones familiares, encuentros con amigos, -excepto los del colegio-. Más curioso aun era que todas esas personas saludaban a Luz y también a Catilina, como si se tratara de una niña. ¡Como si fuera real!.

II

Pasó el tiempo de los juegos infantiles. Luz ya era una adolescente. Se tiñó el cabello del mismo color que lucía su muñeca, ¿o tendría que decir su mejor, casi su única amiga?

La cuestión es que Luz seguía confiándole hasta sus más íntimos secretos, si le agradaba algún chico, si discutía con sus padres, con sus profesores. Le mostraba el boletín con sus notas, como si necesitara su opinión, en el primer caso, su aprobación, en el otro.

-Nunca me mostrás tu libreta de notas- le reclamaba, en ocasiones, su madre. A lo que Luz respondía que había aprobado todas las materias, que Catilina sabía de esto y que la había felicitado.

Lógicamente, esta amistad de la joven con un juguete, comenzó a inquietar a sus familiares. Hasta que los padres decidieron acompañarla a un médico, quizás, a un terapeuta.

-Catilina me dijo que estoy bien, que ella es y será mi amiga, mi gran amiga, para siempre. 

III

El psicólogo en cuestión no se mostró asombrado cuando aparecieron en su consultorio los padres de Luz y...Catilina.

En principio, habló a solas con Luz, siempre tomada de la mano de Catilina y no pudo convencerla de que se trataba de una muñeca, de que no tenía vida, de que ella era quien ponía en palabras y en pensamientos lo que supuestamente, de ser real, le diría o le respondería, según el caso.

Pero Luz no parecía prestarle atención. Se retiró, en silencio, cuando el profesional le pidió que llamara a sus padres, pues necesitaba conversar un rato con ellos.

A esa altura, -luego de los comentarios del psicólogo, acerca de la extraña transferencia de ideas, de pensamientos, de opiniones que fabulaba Luz, con respecto a Catilina-, la madre tuvo una reacción violenta y le ordenó, prácticamente, al facultativo que la medicara con algo y si era necesario, la internara. El padre, más condescendiente, pensaba -y así lo manifestó- que quizás, Luz, se sintiera sola, que deberían interesarse más por ella y no solo por sus notas. Demostrarle afecto, hacerle obsequios, en fin, rodearla de ese amor que nunca le habían brindado, más allá de alimentarla, vestirla, enviarla a un excelente colegio.

El terapeuta coincidió, en gran parte, con la opinión del padre de Luz. Les sugirió un acercamiento más afectuoso, mucho más, con la joven. Y la comprensión que necesitaba, al parecer, hallándola imaginariamente, en la muñeca.

Finalmente, les sugirió nuevas sesiones, a las que ambos padres, aseguraron, asistirían. Pero nunca lo hicieron.

IV

En fin, todo siguió igual. Cierto día, la mamá de Luz tuvo un ataque de nervios cuando vio a su hija conversando con Catilina y la arrancó, prácticamente, de su sillón-hamaca habitual, ante los gritos de Luz, pidiendo ayuda. Su papá acudió enseguida, le dio una pastilla a su esposa y le indicó que se recostara un rato para calmarse. Y devolvió a su hija su tan preciada muñeca-amiga.

-¡No entendés, nuestra hija está loca!- gritó la madre, cuando su marido entró en la habitación de ambos.

-No, no es así. Hay que aceptarla. Ella la quiere. ¡No podría verla sufrir!.

-Ese es tu problema. La consentís demasiado. ¿Te parece "normal" que Luz, -o cualquier otra chica- ,sea amiga y confidente de un ser inanimado, de un juguete de su infancia, de una muñeca????

-Tal vez no sea normal, como decís. Pero se la ve feliz. No le va mal en la escuela, se relaciona con sus otros compañeros. Y va sola...

-¡Faltaría que llevara a la muñeca también a la escuela!

La madre no entraría en razones. Claro que era una situación extraña pero realmente no se veían signos de alteración en la joven. En absoluto. Siempre estaba o se mostraba contenta. Salvo este "detalle" de una relación muy particular, su vida transcurría casi del mismo modo que la de sus compañeras.

Aunque por algún motivo o varios, a ellas nunca les presentó a Catilina. Ni la llevaba consigo cuando se encontraban.

Probablemente, se debía al temor a ser rechazada, ¡pese a que le hubiera encantado que Catilina las conociera!

V

Transcurrieron años, muchos años. Los abuelos y los padres de Luz habían fallecido, con muy poca diferencia de tiempo entre los unos y los otros. Por su parte, los hermanos se alejaron, fueron a vivir a un país lejano. Allí se casaron y uno de ellos, había tenido dos hijos.

¿Qué fue de la vida de Luz? 

Ya una mujer grande, recibida de abogada, trabajaba en un estudio, desde hacía unos años. Un día recibió un llamado de una ex-compañera de la facultad. La invitaba a cenar, ¡hacía tanto tiempo que no se veían!

Luz aceptó, feliz, la invitación. De todos modos, le dijo que le confirmaría pues antes tenía algo pendiente:

-Catilina, ¿te parece bien que vaya a comer con Sandra, la amiga de la facu, esa de la que te comenté el otro día?

Catilina asintió. Siempre la apoyaba. En todo.



 

domingo, septiembre 22, 2024

¿Por qué no?

 Entrar...


 de nuevo,

 -insisto-


 en tus días,


 ¿en tu cotideaneidad?


 por ahora, en tus fantasías,

 -tal vez, por siempre y está bien-


 ¡nada como un sueño

 tan reconfortante!


 nada como despertar

 recordándolo todo o casi:


 tu rostro, tus gestos tan particulares, 

 tus palabras, tus caricias, tus besos,


 ese guiño que nos brindó el destino


 sin saber


 ambos


 que terminaría

 tan bruscamente,


tan irreversiblemente.


 Resultó

 que la pasión avasallante

 que nos desbordaba,


 nos obligaba

 a resistir, a no sucumbir,


 por ellos, por los otros,

¡siempre por los demás!


una pasión pocas veces vivida

o quizás, nunca


por muchos


se ocultó

detrás del humo impenetrable

de los deseos frustrados,


camuflada detrás de la niebla

más densa,


que todo lo cubre,

que todo lo disimula;


pero no pudo escapar

de nuestro corazón:


para él,

-al menos para el mío-,


no existen escondites,


¡no se amedranta ante nada!


ni la peor, ni la más tétrica nube

lo detiene;


en él anidan

cuestiones que se creyeron, se creen


resueltas;


también en la memoria,

claro


pero de eso se ocupa

la imaginación


que todo lo transforma,

puede convertirlo en presente


en este mismo momento,

un minuto más tarde, mañana, cuando sea;


nada es imposible

para ella,


nada.


Ni tu lejanía

de todo tipo,


ni las reminiscencias

de aquel último desencuentro,


ni el dolor


pues es capaz de convertirlo

en ensoñación, en impulso,


en la posibilidad de un

nuevo reencuentro,


en un...


¿por qué no?

viernes, septiembre 20, 2024

Diferenciar

 Finalmente,


 uno se queda

 con quienes están


 sin que se lo pidas;


 quienes te alcanzan

 una taza de café


 cuando estás triste

 o preocupado;


 quienes prestan atención

 a tus comentarios, a tus historias,


 a tus inquietudes.


Es decir,

quienes te quieren realmente,


sin necesidad

de expresarlo en palabras,

ni en obsequios;


basta con una palmada en la espalda,

un fuerte abrazo,


para sentirse en casa,

el día en que la casa se ve más limpia,

más ordenada que nunca.


Si hay que pedir,

no sirve;


no sirve esa persona,

ese amigo, ese amor,


ese contacto;


pues rogar afecto,

comprensión, apoyo


es humillante,

¡muy humillante!


uno se siente

como el mendigo


que extiende una lata, un sombrero,

en que algunos, al pasar,

arrojan


sin siquiera mirarlo,


un par de monedas;


el amor, la amistad, la empatía

son bienes, en ocasiones,

inalcanzables


y fácilmente reconocibles

si se está atento


y deberían ser fácilmente desechables

en caso de descubrir el engaño, la superficialidad,


en ciertos casos,

la búsqueda de algo conveniente

a través de ese vínculo;


no es difícil

diferenciar entre unos y otros.


Difícil es reconocerlo,

aceptarlo;


dejar de empeñarse

en cambiar a quienes no desean ser cambiados,


planear, idealizar relaciones afectivas

con gente que nunca nos colma,


ni lo hará.


Nos hace sufrir.


Nos debilita

emocionalmente,


arrastrándonos

a un pozo 

oscuro, profundo, 


mucho más


que la soledad más absoluta.

lunes, septiembre 16, 2024

Llorar ese vacío

 Hay un espacio

 pequeño


 ¿en mi mente?

 ¿en mi corazón?

 ¿en mi alma?


 donde alguien

 muy parecido a mí

 en otro tiempo,


 desoye todo otro

 sonido,


 se vuelve ciego

ante toda otra imagen,


se aferra a esos y solo esos

recuerdos


y no le importa nada

si alguien lo supone,


lo sabe


o no.


Ese alguien

que parezco ser yo

pero en otras instancias,


(así pueda reconocer esa sonrisa permanente,

esa mirada soñadora,

esa alegría desbordante),


hoy son otros hábitos,

otros pensamientos,


otras virtudes,

otros defectos,


¿otros sentimientos?


ella no se cuestiona

nada de esto.


Extiende su mano

desde donde está,


desde donde supongo

que está


y me invita


al reencuentro

con quien se supone que fui,


¿cómo lograrlo?


ha pasado mucho tiempo,

han pasado muchas cosas


muchas cosas tristes,


"ya no puedo volver

a ser vos",


-le digo-,


mientras lloro

ese vacío que no quería retomar;


pero ese ser, tipo mi alter ego

del pasado


insiste, persiste.


Entretanto,

al menos, puedo "verlo",


puedo darme cuenta,


puedo imaginar la posibilidad


de esa fusión.


Por ahora, 

es todo lo que puedo hacer.


¡Ah!

y agradecerle,


claro.

Excusas... para no recordarte

 Sirven como excusas:


 planear actividades,

 obligaciones,


 ¡preocupaciones!


 todo por no pensar

 en lo que ya dejé de pensar


 -o me lo propongo-,


 pues, no le encuentro sentido;


me sostuve en el vacío

de tu nada


durante meses, años,


mas no sirvió.


Tu nada, mi todo

no volvieron a coincidir:


es obvio

que aquella historia,

¡aquella inusitada, mágica,

irrepetible historia!


acabó.


Por eso,

todos esos datos memorizados:


precios, fechas de pago, 

nombres, lo que fuera;


¡en mi memoria

tanto de lo que no me interesa

en absoluto!


por suerte,

en medio de mi mente, de mi espíritu

entorpecidos, negados,


¡decepcionados!


se cuelan

cada tanto,


un rastro, un recuerdo,

las sílabas, la melodía, de alguna de esas canciones,


las que devolvían y quizás, devuelven

las ganas de lo que sea,


aun

de lo imposible,


de lo absolutamente

imposible;


una frase, el retorno súbito

a un momento preciso,


nuestro tema musical

¿te acordás?


que ya pertenecerá a otros

o a nadie;


el libro

que tenía esas citas


que siempre citábamos

-redundancia mediante-;


seguramente,

habrá quien lo leyó también,


deteniéndose o no

en esos pasajes;


de todos modos,

no me importa demasiado


o sí me importa,


(aunque, disculpen,


justo en este preciso momento

me urge calcular

cuánto dinero me queda


para pagar las cuentas).


 

jueves, septiembre 12, 2024

Rastros de todo eso

 En el horizonte

 de mi espíritu


 aún hay rastros,

 aún resuenan ecos


 de aquella inocente

 aunque apasionada

 historia,


 ¿real? ¿ficcionalizada?


 esa última vez

 reinventamos lo que sucedió

 en otro tiempo


 e hicimos real

 lo que nunca siquiera imaginamos

 sucedería;


 no sé si todavía hallás

 rastros,


 siquiera un mínimo rastro,

 casi imperceptible


 de todo eso que nos dijimos,

 de todo eso que nos prometimos,


de todo eso,


de más, mucho más.


No sé si me preocupa tanto

ahora que en ocasiones,

creo haberte olvidado;


mas no fue fácil,

hubo lágrimas, sentimientos confusos,

palabras hirientes,


ideas oscuras

que teníamos guardadas,

que creíamos nunca regresarían;


¡una lástima!


lo que debió haber sido

mejor, mucho mejor que un sueño

que se prolonga,


se convirtió


en una de las más atroces

pesadillas,


¿destinadas al olvido?


¿destinadas al ocasional

recuerdo?



**"El olvido está lleno de memoria" (poema) Mario Benedetti.



martes, septiembre 10, 2024

Mentes aptas para engaños

 A ella nunca le importó.


 Reía de todo o de nada,

 reía desde la nulidad de su existencia.


 Tuvo que buscar

 una justificación;


 un algo que le otorgue

 cierto "estatuto"


 cierto reconocimiento,


 sin necesidad de demasiado o casi ningún

 esfuerzo;


ganarse un lugar,

digamos, un "derecho"


a la creencia colectiva

de sus habilidades para...


un poco de todo

y muy poco de casi nada;


en fin,


hoy 

se autocalifica,


se incluye

en diversas y dudosas

capacidades,


vinculadas a ciertas "artes" no muy comprobables:


sin títulos,

sin experiencia,


solo por hacer de cuenta,


hacer creer lo que fuera

a unos pocos ingenuos;


Mas, llegó el momento

en que con su permanente sonrisa

sumada a sus dos o tres estupideces cotidianas


de pronto,

no bastó:


Algunos se habían dado cuenta...


¡Y tuvo que inventarse una vida!:


algunas mínimas preocupaciones

y ocupaciones,


rentables


para poder subsistir,

para que den crédito a sus tantas mentirosas

habilidades;


ella, entretanto, sigue sonriendo

pero mucho más segura:


¡esta vez le creen,

esta vez hasta pagan por sus mentirosos conocimientos!


logró lo que deseaba

o ni siquiera deseaba eso

pero...en fin.


En verdad, ella no tiene la culpa.


Al parecer, nadie le enseñó sobre la importancia

del esfuerzo, sobre la dignidad del estudio,

del trabajo.


Desde niña, la convencieron

de que era diferente,

"especial",


de que no importaban

cuestiones que sí importan,


le hablaron, mucho tiempo atrás,

de un no tan lejano día en que mágicamente

sería exitosa,


solo contactándose

con los indicados.


Pero no sucedió.


Por suerte, para ella,

inventó una especie de collage de aptitudes


con el que siempre -o casi siempre-

consigue adherentes,


¡confían!


en esas exhibiciones,

basadas en supuestas creencias


en las que se basa o así lo considera,

para su sempi-eterno engaño.


Algún día se dará cuenta,

no sé.


Algún día sus seguidores

también se darán cuenta,

no sé:


por ejemplo,

de que pagaron durante mucho tiempo


¡para ser adoctrinados con ideas confusas, sin sustento,

combinadas con pseudo-prácticas de diversa índole,

ceremonias, etc.!


para lo cual, sus mentes,

hundidas en el vacío,


se prestaron.



.


sábado, septiembre 07, 2024

Enmascarados

 Fingen

 estar contentos,

 

- asumiendo esto

 como una pseudo-felicidad-;


 fingen ser grandes lectores

 y no leyeron nunca ni una sola página de ningún libro;

 

fingen

que trabajan, trabajaron de o en lo que fuera


y ni de o en lo que fuera,

trabajaron ni trabajan;


fingen

amar,


aseguran

desear morir junto al ser amado:


en tanto,

buscan "reemplazantes",


para que la espera no sea tan larga

-ni tan corta, depende-;


fingen reír,

¡fingen llorar!


fingen

haber obtenido títulos, menciones,

reconocimientos...


¿cuál es la cuestión?


¿el pánico

a ser rechazados?


se es como se es,

así nadie, ninguno, nunca


lo entienda

ni lo entenderá.


Es mucho más simple

que ese simulacro estúpido,

esa máscara, ese disfraz


cada vez 

más y más exagerado


y mucho menos

convincente;


no se es mejor ni peor

siendo lo que uno es,


pensando como uno piensa,

haciendo lo que se hace,

así sea algo mínimo, algo que otros no aceptan

o no entienden...¡pero cierto!


No, no se es mejor

ni peor,


simplemente, se ES.


Los sentimientos de mentira,

los conocimientos de mentira

sobre tal o cual materia,


las creencias de mentira,

las promesas engañosas,


todo lo simulado


desgasta mucho más

que si fuera real.


Si no es así,

si no se desea, digamos, re-convertirlo


pues, definitivamente, no es verdadero,


no se simula

y listo.


Si no se estudió

o no se estudia,


si no se trabajó ni se trabaja,

si no se quiere a alguien o no se quiere a nadie,


si no se adhiere a tal o cual pensamiento,

afición, postura


¿cuál sería el problema?


mientras no se dañe,

emocional ni económicamente a nadie,


mientras no se ilusione, en vano, a otros,


en tanto, no se obtengan beneficios

a cambio de nada...


cada uno

con su historia


o su historieta.

Tantos motivos para seguir aquí

 Posible,

 siempre es posible,


 al menos,

 en nuestra imaginación


 -y no es poco-;


¿por qué no seguir soñando?

¿por qué dejarse convencer

por quienes emanan energía negativa,


obstaculizan, enarbolan su descreimiento,

maldicen, 


como si desearan

que todo lo malo, lo peor


sucediera,

de una vez por todas,


que todo, absolutamente,

acabara y ya?


¿seres

que se han extraviado?


quizás,

no tengan retorno.


Quizás,

hasta los perturben

los días soleados, las voces alegres,


los niños,

sus travesuras, sus exclamaciones,

su inocencia.


¿será porque sienten que la perdieron

y desearían recuperarla


pero no saben cómo hacerlo,

cómo regresar a esos años?


pobres seres.


Hay un mundo afuera,

también dentro nuestro;


hay tanto para gozar,

para leer, para releer,


para admirar,

para desear,

para ilusionarse,


¡para amar!


¡tantos motivos

para seguir aquí


sonriéndole 

a la existencia!


es muy difícil

retornar de la decepción,


-pues, probablemente,

de eso se trate-.


Pero se puede,

si el corazón retoma el mando


se puede,


¡siempre se puede!


¡vamos, a salir

a acariciar la brisa fresca,

a dejarnos acariciar por ella!


¡a salir

en busca de una mirada amiga,

de un gesto cálido,


de un reencuentro,


de un abrazo apretado!


puede  pensarse

como algo utópico.


Les juro

que la intención,

el cambio de actitud,


-verdadero no fingido-


suman


a nuestro espíritu,

a nuestros empeños,


a ese yo

que pugna por mostrar

y de-mostrar;


ese yo


que por miedo,

por rabia, por vergüenza,

por pena,


por desilusión,


se oculta,


se aleja,


se encapsula.

jueves, septiembre 05, 2024

Malditas palabras

 Escribirles


 ¿a quiénes,

 a otros?


¿a  aquellos que en su mayoría, nunca vi?


¿a mí misma?


¿a quién, a quiénes?


líneas y más líneas,

palabras que se intenta no repetir,


a veces, catárticas,


¿a alguien le importa?


me siento, camino, duermo,

hago o no hago lo que sea

y ahí siguen esas malditas palabras


¿exigiéndome?¿recordándome?

¿proponiéndome justificar mi existencia?


ahí están.


Me atrapan

con su mágico influjo,


me trasladan

en su alfombra mágica,


susurran en mi oído

cosas en  las que no quiero, siquiera, pensar,


a las que no quiero invocar;


sin embargo, insisten,


¿qué haré con ellas?


¿morirán conmigo

cuando muera?


¡palabras, no son más que palabras!

-dirán los que no entienden-;


se convirtieron

en una especie de alter ego,


en una obsesión,


en una inclinación

inexorable, punzante,


¡tantas veces, abrumadora!


palabras que escupo

contra el viento


y regresan,


siempre, siempre


regresan.


 

¿Vivos o muertos?

Todos tenemos o creemos tener

 una vida.

 

 ¿Pero qué significa

 eso?


¿una casa, otros bienes -o males-, uno o varios amigos,

una pareja, una o varias salidas,

festejos,


viajes a lugares, parajes exóticos,

éxitos, fracasos, algunas alegrías,


quizás, apenas un manchón de naturaleza

en medio del cemento,


una bandada de pájaros

que van y vienen,

vienen y van?


¿libros, películas, otros intereses,

aficiones, atracciones, ideas,

inclinaciones, hobbies,


probablemente, una vocación? 


si es todo eso 

más o menos,


claro 

que tuvimos y tenemos una vida,


aunque, sin lugar a dudas, pende 

de nuestra espalda

una mochila inexorable:


el halo fétido de la muerte,


siempre al acecho,


deslizándose en la nube de la incertidumbre,


para que sigamos peleando

o no haciéndolo


creyéndonos eternos

o casi;


la muerte está siempre presente,

así no se vea, ni se desee pensar en ella,


así nos convenzamos

de que llegaremos a ancianos,

muyyyy ancianos;


mas paradójicamente,

hay quienes portan proximidad de muerte desde tempranas edades

y la vida es la que cuelga de sus espaldas


esperando o no

que la reinicien, la rediman,

la sustenten:


ahí la muerte se enseñorea,

goza de su fiesta macabra por anticipado:


¡otro y otro y otro más de tantos a los que no habrá que esperar!

domingo, septiembre 01, 2024

Enojo

 por lo que fui,

 por lo que no fui,


 por lo que no intenté,


 por lo que intenté

 y salió mal;


 por no haberme decidido,

 por haberlo hecho erróneamente;


 por mis malas o no tan buenas elecciones,

 por lo que pude lograr y no me esforcé

 lo suficiente;


 enojo


 porque un par de días de lluvia

 todavía me traen recuerdos

 que lastiman:


enojo

porque me cuesta llorar;


 porque un par de días ventosos

 me atemorizan, me paralizan


 me llevan a cuestionarme

 cosas incuestionables


 por ejemplo: ¿por qué, para qué

 escribo?


 cuando sé bien

 -aunque esta certeza me dure poco-


que mis grandes felicidades

y también las pequeñas


provienen de estos renglones,

de mis pensamientos hechos letra,

oral, escrita, como sea;


cuando sé 

que recibí mucho más

haciendo esto que hago o sigo intentando


que en cualquier otro empeño,

que con cualquier persona,

amiga o lo que sea que haya sido;


que me enseñó el significado de "dar"

y "darme"


sin vergüenzas,


desde mis arterias,

desde mi espíritu,


en mis peores, horribles días,

en mis mejores, recordables días;


aun así


me enojo.


Me convertí en mi peor juez,


mi esclavista,


mi verdugo.

lunes, agosto 26, 2024

Un retrato para siempre

 ¡Reías a carcajadas

 en mi sueño!


 Fueron pocas las ocasiones

 en que te vi reír de ese modo.


 Con frecuencia, el rostro serio,

 preocupado y ocupado


 tal vez,


 ante el temor

 de no poder hacerte cargo de la casa,


 de tu familia.


 Deseé volver a dormirme

 para disfrutar una vez más

 de esa imagen inolvidable.


 Pero no.


Seguí durmiendo

y no hubo nada que me quitara

de mi propia oscuridad;


de todos modos,

elegí ese fragmento feliz,


lo retraté para siempre

en mi memoria,


para recordarlo, para revivirlo


en mis momentos tristes,

en las instancias difíciles,


cuando me siento sola,

cuando el miedo me atrapa;


cuando necesito y demasiado

tu abrazo, tu mano firme,


tu voz, diciéndome,

como en aquella oportunidad, ¿te acordás?:


"todo pasa".



domingo, agosto 25, 2024

Error irreversible

 Me equivoqué.


 Siempre fuiste el mejor.


Me equivoqué.

(la ansiedad me ganó);


perdí

lo más valioso

que tuve,


perdí

tu amor


por no saber esperarte.


Lo triste

es que me acabo de dar cuenta,


quizás ayer

o tal vez, hoy.


Lo triste

es saber que estuve allí

y más de una vez


y no supe, no pude,

no sé qué me pasó;


no tenía muy en claro la razón,

te dejaba, te buscaba, volvía a dejarte.


Te cansaste


y lo que tanto temí

sucedió.


¡Y ni hablar

de los últimos años!,


mejor ni hablar,

no cabe en mí tremendo arrepentimiento.


Pero bueno,


elijo pensar, -aunque no tan convencida-,

de que no éramos el uno para el otro,


así lo nuestro haya sido único,

incomparable...


¡aun así no funcionó!


Hoy los años

me castigan con tantas dudas,


con terribles certezas:


El tiempo

no perdona.


Hay equivocaciones

catastróficas


que no pueden borrarse como si tal cosa,

que lastimaron a muchos,

-también a mí-.


Pese a todo sé que nunca voy a olvidarte.


Pero...¿y vos?

Cristina Del Gaudio

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