Le muestra su mejor costado,
su peor costado,
ensucia su decir,
¡lastima su arte!
y nada, nada resulta.
Se rebaja y lo eleva
a lo más alto,
a lo insustituible.
Es humillante,
mas no puede evitarlo;
todo ese amor-pasión
guardado, durante años,
hoy, oscuro,
prohibido,
¿y él?
como si se hubiera propuesto
estropearlo del todo,
masacrarlo,
enterrarlo
tenerlo a su alcance
solo por un rato,
para sentirse único,
para expandir su miserabilísimo orgullo,
con la supuesta certeza
de que esa, una mujer,
desde tan lejos,
-desde mucho más lejos
todavía-,
está enamorada de él;
-al menos, ella así lo asegura-,
con respecto a quien
ya no es
el que fue
-o sí-;
podría ser que ella se engañara
y creyera
que conoció, conoce
a ese ser que fue,
-o sigue siendo-
Se transformara en otra, en otras,
en todas.
-Supongo que nada de esto alcanzaría-.
Si acaso, volviera a la que era, es,
si realmente dijera lo que piensa,
lo que siente, lo que teme;
si por el contrario, intentara,
adaptarse, obedecer
a los consabidos guiones
impuestos
por ese mismo u otro,
quien fuera,
que ya nadie,
ni ella, ni él mismo
saben quién es,
en cualquier caso,
ella llora un llanto
que ese tal jamás entendería.
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