Hay sueños no resueltos
que resultaron pesadillas.
Hay conversaciones
que me distraen de aquello
para lo que vine,
si es que aterricé
por acá
para, por algo,
alguien.
Hay voces, demasiadas,
no de las que dicen,
ni invitan, ni proponen,
ni elevan;
voces que aturden,
confunden,
atormentan;
en pos de que se ignore la más importante:
la propia.
En cuanto a mí concierne,
corro a refugiarme
entre los espacios en blanco;
siempre hay alguno
esperándome,
siempre hay letras, palabras
que ya se han dicho,
siempre, nuevas maneras
de nombrar,
nuevas aventuras, relatos
que contar;
nuevas propuestas,
otras, distintas
visiones,
en este, mi refugio.
Quien pase, se detenga un rato,
es posible que halle algo,
lo que fuera,
que se halle;
tengo el alma
la imaginación, la pasión,
las ganas, todas las ganas
a su disposición.
No duden
en darse una vuelta.
Siempre, cada día,
puedo decirles algo
que quizás, ya sepan,
tal vez, no lo hayan concientizado;
aquello que necesitaban
que alguien tradujera
para así, entender.
Soy yo.
-Aquí, mucho más que en cualquier lugar-.
Para lo que necesiten,
para recibirlos con mi abrazo pleno,
los que todavía creen,
los que aún -y pese a todo-
no renuncian,
los que luchan
por decir, por hacer,
por ser,
los que no claudican,
los que no se venden al mejor postor,
los que insisten e insisten,
a pesar de no conseguirlo,
sepan
que estoy de su lado,
con mi esencia
escrita,
con mi voz que es susurro,
aunque también, grito;
aunados en esa tácita comunión
entre los que se obstinan
en no dejarse abatir
en no dejarse vencer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario