miércoles, julio 10, 2019

Sin cuestionamientos

Otra vez
sola,
a orillas del mismo lago.

En mi mirada, esos patos tan blancos,
su danzar
coreográfico, perfecto,
estimulante;

Detrás, van ellos,
los más pequeños,
los principiantes,

se unen, forman fila
se vuelven un manchón
que oscila entre un tono amarronado
y grisáceo;

mi mirada acompaña
esa apaciguadora travesía,

los círculos
en las hasta hace poco,
serenas aguas.

Pero en mis ojos hay algo más.

Se quedó, por siempre, tu mirada;
la mía, apenas logra contentarse
ante tanta belleza, tanto verde, tanto árbol,

tanta paz.

Mi mirada llora, sin que se note,
tu mirada perdida,

perdida desde entonces,
perdida entre, quién sabe, cuántas,
perdida dentro tuyo,

absolutamente, fuera de mí.

Si pudiera, una vez más, llorar
pero entre tus brazos
-o reír, ¿quién sabe?-;

verte, pensarte, que me pienses,
como si el tiempo no hubiera transcurrido;

besarnos, detenernos,
volver a besarnos,
sin apuros, sin tiempos,

como en esas noches de verano
cuando nos teníamos el uno al otro,
las estrellas, a nuestro lado;

cuando no sabíamos de miedos, ni prejuicios,
ni preguntas, ni reclamos.

El sauce,
inclinado, empapa su cabellera,

-adhiere a mi pena,
sin siquiera, imaginarlo-.

Me incorporo, retomo la caminata,

algunos patos salieron del agua:

están acá, acá mismo, a mi alcance,
sacuden sus plumas,
ignorantes de mi presencia.

Pasados, apenas, instantes,
se acercan a los más pequeños,
los sujetan con sus picos
para introducirlos, de nuevo, en el lago.

Envidio esa vida sin cuestionamientos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores