viernes, julio 19, 2019

Renglones que son fuego

No es que halle placer
en el padecimiento,

no se trata de soledad,

mucho menos,
de miedo;

no es aferrarse,
no, ya no lo es.

Es el motivo de inspiración,
el faro que lo guía;

toda una paleta repleta de colores
a mi disposición;

basta la pantalla,
el teclado,

mi imaginación

y aquí está:

hablar, escribir sobre ese amor,

sobre lo que rescato, invento
acerca de ese, otro, amor;

reactivarlo,
desactivarlo,

partir de tan debilitado recuerdo
para contar y contar
nuevas historias;

sobre los mismos,
reciclados,
sueños;

alegrar la mirada propia,
impregnarla de luz,
de vida,

al diseñar, por ejemplo,
un fuerte, feroz recuerdo
de una mirada única
difícil de olvidar.

Es complicado

hallarlo en otra parte,
por más que mire, que busque,
que intente acercarme,

indagar en nuevas opciones,
motivos de interés,

sumergirme en una nueva  fuente
de fluir incesante,

que me aliente,
me cobije,
movilice,

de tal modo;

no, no es fácil
o no me detiene, no me hace vibrar.

Y siempre estás acá,
a tu pesar, creo;

así, estés muy lejos,
¡muy, muy lejos!

mi decir te convierte
en significantes,
en significados.

Mi voz, el recuerdo vivo,
el testimonio escrito
de lo que desees recordar,

de lo que yo desee inventar.

Para vos, registros instalados de los que supongo,
nunca podrás deshacerte
del todo.

Para mí,

motivo, aliciente,
impulso, ganas,

renovación, continua, de sentires
dejados de lado

apenas, un resabio
o ni eso,

ni eso.

Un todo, una nada
en meros signos,

integrantes de un bagaje letrado,
inextinguible.

Si mi mente, mi alma
lo reclaman,

acá estás,
siempre estás,

así,
no lo sepas,

lejos pero tan cerca,

en principio, dentro mío,
mutado en material
imprescindible,

para enseguida, ser líneas,
muchas, muchísimas líneas,

ordenadas, desordenadas,
sobre ávidos espacios
vacíos;

renglones que son fuego
de una pasión que hace rato
es cenizas;

renglones que son juglares
que cantan besos, abrazos,
¡tantas cuestiones!

experiencias tomadas de un pasado
que es un hoy tan diferente;

si te enojás,
lo siento;

no puedo, no voy a despojarme,

-al menos, por el momento-

de esta irresistible,
eterna

musa.



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Cristina Del Gaudio

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